OLIMPIADAS

Magnifique! París 2024 se cuelga el oro con su ceremonia de inauguración

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Por Karla Villegas Gama

Un recorrido por los sitios más emblemáticos de la ciudad y 205 naciones en embarcaciones.

La ceremonia de inauguración de París 2024 quedará grabada en la historia olímpica como una de las más espectaculares.

Francia, no solo se convirtió en la nación que más veces ha recibido los Juegos Olímpicos de verano, sino que fue la primera sede que consiguió hacer el tradicional desfile de naciones fuera de un estadio.

Parecía un movimiento extraño y causó expectativa a nivel mundial, pero los galos no defraudaron, en cambio se anotaron una de las celebraciones más elegantes, vistosas y memorables que jamás se hayan visto.

Para empezar, Zinedine Zidane abrió el evento llevando la antorcha por el metro parisino y entregándosela a un joven que iba acompañado por un misterioso enmascarado.

Después, el protocolo de introducción del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.

Comenzó el desfile, con Grecia en la punta, seguida del equipo de refugiados. Posteriormente, un puñado de naciones hicieron su entrada, todas en barcos de diversos tamaños y formas, pero con la misma emoción e ímpetu por formar parte del evento.

De pronto, una pausa, la primera de muchas y encabezada por Lady Gaga; cantó en francés y rindió homenaje al tradicional cabaret. Después de ella una remixeo del can-can de Jacques Offenbach.

Volvieron a desfilar los deportistas por todo lo largo del río Sena, ondeado sus banderas y presumiendo sus trajes.

Entonces regresó el enmascarado portando la antorcha y recorriendo diversas zonas de la ciudad, como la catedral de Notre Dame, al tiempo que un grupo de jóvenes transportaban baúles de la marca Louis Vuitton que tenían en su interior las medallas olímpicas, todas ellas con incrustaciones del metal con el que se construyó la Torre Eiffel.

500 bailarines engalanaban las calles de París, con acrobacias para dar la bienvenida al mundo entero.

Y, entonces, el individuo misterioso se postró en los tejados y fijó la mirada sobre el Palais de la Cité, sitio de reclusión de María Antonieta y donde siguió el espectáculo musical, esta vez con la banda de rock pesado Gojira, al tiempo que se mostraban imágenes de obras de arte y otras tantas que homenajeaban a la Revolución Francesa.

El enmascarado recorrió los pasillos del Museo del Louvre, donde se llevó la sorpresa de que hacían falta algunas de las obras más emblemáticas del lugar.

Volvieron a aparecer algunas naciones navegando el Sena, siempre con los ánimos a tope y, esta vez, con representaciones gigantes de las pinturas ‘perdidas’ sobresaliendo a lo largo de su camino.

La siguiente pausa rindió homenaje al cine y las cintas de ciencia ficción con la aparición especial de los Minions.

Inmediatamente después, uno de los momentos más sublimes, el himno de Francia, La Marsellesa, interpretado por la soprano Axelle Saint-Cirel, acompañada con la aparición de estatuas de mujeres emblemáticas, 10 heroninas francesas: Olympe de Gouges, Alice Milliat, Gisèle Halimi, Simone de Beauvoir, Paulette Nardal, Jeanne Barret, Louise Michel, Christine de Pizan, Alice Guy y Simone Veil.

Regresaron las embarcaciones de otros tantos países, saludando a las multitudes que se dieron cita en los puentes y calles aledañas.

De pronto, acróbatas, bailarines de breakdance, la unión del arte y el deporte en una de las embarcaciones, acompañados por Rim’K, fundador del colectivo K′1 Fry, volvió a subir el tono de la fiesta.

Y, entonces apareció México, con sus 109 representantes, todos ataviados con trajes de Men’s Fashion.

Comenzó a caer la noche y qué mejor excusa para transformar un barco en una pasarela, haciendo alusión a la Semana de la Moda de París, una de las más importantes del planeta.

La Ciudad de la Luz estaba más viva que nunca con la elección musical de la DJ Barbara Butch.

Continuó el desfile de las naciones, cada vez con más ambiente y, también, con una lluvia que no cesó, e incluso se intensificó, pero que no pudo extinguir el gran ambiente.

Habían pasado dos horas y media de fiesta cuando volvió a aparecer el enmascarado para dar paso a todos aquellos atletas que estaban disfrutando del evento desde Tahití, sede del surf, a 13 mil kilómetros de París.

Terminó el desfile, y no podría ser de otra forma que con la delegación francesa, después de 6 kilómetros de recorrido cruzó el último puente con la canción Midnight City de M83, robándose los aplausos de todos los presentes.

¿La cereza en el pastel? La Torre Eiffel mostrando los aros olímpicos iluminados en blanco y una bandera de la Unión Europea proyectada en su estructura y para ambientar: The Final Countdown de Europe.

Llegó el momento de cerrar la pasarela, éxitos de Eurodance, luces azules, blancas y rojas, celebrando a la bandera francesa, bailarines que encarnaban diversas épocas de la historia, así como movimientos sociales, la diversidad en todo lo alto y, entonces… una representación de Baco, el dios del vino y la juerga, que llevaba la alegría donde iba. Con él un grupo más de baile, representando la oscuridad.

Luego vino un emotivo número musical, en una embarcación sobre el Sena apareció el Ensemble Unis Pour le Paix para interpretar Imagine, de John Lennon.

De pronto, un corcel plateado galopó las aguas del Sena, ¿la jinete? Una enmascarada que apareció envuelta en la bandera olímpica, emulando las conquistas de Napoleón.

Cruzó el río, se enfiló hacia la Plaza del Trocadero. En las pantallas se recordaba la historia olímpica y desfilaban las banderas de las 205 naciones participantes.

Después de tres horas, se prendieron las alas de la paz, la mujer apareció en el sitio, con la Torre Eiffel de fondo, montando un corcel blanco, se dirigió al podio, entregó una bandera olímpica inmaculada y retumbó el Himno Olímpico, con la voz de 60 coristas del Radio France Choir, y 90 músicos de la Orquesta Nacional Francesa.

Luego, discursos del presidente del Comité Organizador de París 2024, Tony Estanguet, y del presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.

El protocolo continuó con el presidente Macron inaugurando los Juegos Olímpicos, y el juramento de los atletas pronunciado por Melina Robert-Michon y Florent Manaudou.

El momento que todos esperaban llegó. En medio del escenario apareció el hombre enmascarado, con la antorcha en sus manos para regresársela a Zidane.

El exfutbolista caminó unos metros con rumbo a la Torre Eiffel y se encontró con Rafael Nadal, quien continuó con el relevo de la antorcha; las luces se apagaron, el imponente monumento comenzó a brillar, destellos por un lado, líneas por otro… un espectáculo resplandeciente, con los aros olímpicos siempre protagonistas en el centro.

Entre la fastuosidad, apareció Nadal en una embarcación y la antorcha pasó a manos de Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

En Trocadero la fiesta continuaba y la inclusión seguía a tope: bailarines interpretando con lenguaje de señas en diversas partes del lugar, la Torre Eiffel haciendo honor al mote de ‘La Ciudad de la Luz’, un espectáculo nunca visto en una ceremonia inaugural.

Finalmente, la antorcha volvió a tierra para el último tramo del relevo que inició en el Museo del Louvre y terminó en el Jardín de las Tullerías.

Amélie Mauresmo y Toni Parker fueron algunos de los deportistas que participaron en el recorrido. Mientras que Teddy Riner y Marie-Jose Perec encendieron juntos el pebetero, que resultó ser un globo aerostático el cual recordó a la primera aeronave de este tipo que existió gracias los hermanos Montgolfier, quienes lo hicieron volar en este punto en 1783.

El gran cierre, en la Torre Eiffel, corrió a cargo de Celine Dion, quien interpretó Hymne à l’amour, un clásico de Édith Piaf.

Y así, tras cuatro horas, París 2024 es una realidad, entre homenajes, inclusión y gloria. Bienvenue aux Jeux Olympiques!

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